miércoles, 23 de julio de 2014

Si los ingresos evolucionan, se acelera el gasto



La situación del défícit público del español se ha convertido en estos años de crisis económica en uno de los temas de más importancia como indicador de la salud del sistema económico nacional, dando ciertos síntomas de agotamiento que, sin embargo, parecen ir ajustándose poco a poco y con el esfuerzo y sacrificio de una gran parte de la población.
ingresos económicos


A las CC.AA. siguen sin salirles los números

El hecho es que el gasto público, en especial el de las Comunidades Autónomas, ha seguido aumentando durante los primeros meses de 2014, con lo que la reducción del déficit, comparando las cifras con las del mismo periodo del año 2013, es casi insignificante: un 2,47% del PIB este año frente al 2,48% del anterior. La consecuencia directa: habrá que seguir con la austeridad, algo que, por otro lado, era de prever.

El aumento de los ingresos mitiga el problema

El negro panorama al que nos enfrenta como economía el obstinado crecimiento del gasto público se ve compensado, afortunadamente, por una evolución positiva de los ingresos del estado, en parte motivado por una tímida recuperación de la actividad, pero fundamentalmente basada en el crecimiento de la recaudación impositiva (tanto en referencia a los impuestos directos -IRPF- como a los indirectos -IVA-), que crece a un ritmo que cubre en buena medida la desviación del gasto observada.

La revisión del cálculo del PIB, salvadora

En los últimos meses se ha hablado largo y tendido sobre la revisión al alza de toda la serie histórica del Producto Interior Bruto que, según el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, provocará un impacto positivo en el déficit público español, gracias a los cambios metodológicos y estadísticos regulados por la Unión Europea. En pocas palabras, el PIB de España va a crecer “de la noche a la mañana” en una medida tal que va a contribuir decisivamente al cumplimiento de los objetivos pautados por Bruselas.

Todo ello, pese al clima de cierta paralización de la economía, hace pensar que las perspectivas, sin ser excelentes, si son aceptablemente buenas. Habrá que ver si todo ello tiene un impacto directo en la ciudadanía, a través de una mejora más acelerada de las cifras de desempleo, que hasta ahora es sumamente tímida, y en el flujo del crédito bancario hacia las pequeñas y medianas empresas del país, verdadero motor del bienestar y única salida aparente a corto y medio plazo de la situación de

crisis actual.

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